Tú que conviertes lo normal en mágico
tú y tu presencia que encoge mi estómago
tú que me haces apostar al órdago
tú que suavizas mi momento trágico
Tú que colapsas mi nudo neurálgico
tú que viniste a rescatar mi náufrago
tú que me sujetas cual firme vástago
tú que descontrolas mi yo más lógico
Tú que consigues que me sienta válido
tú que me subes a lo alto del púlpito
tú que sobrealimentas mi ego escuálido
Tú que endulzas el final decrépito
tú que me envuelves en tu abrigo cálido
tú eres mi obsesión, mi vida, mi pálpito
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