12 de abril de 2007

A SANGRE FRÍA

Entraron en la discoteca de un pequeño pueblo de León, uno de ellos navaja en mano. Buscaban a un tipo al que querían rajar por un ajuste de cuentas, no llegaron a encontrarlo, el hermano del dueño del local, decide actuar ante la tardanza de la policía. Treinta y seis años, casado y con 2 hijas, una de 6 y otra de 14, se llevó él la cuchillada que no encontró su destino inicial. Murió.
Lo escuché por la radio, cuando llegué al trabajo, un compañero que casi lo presenció todo me lo contó con más detalle. El pueblo ha quemado la casa de los navajeros.
Desde que escuché la noticia no puedo dejar de pensar en sus hijas. Cómo le explicas a una niña de 6 años que hace unas horas le ha dado las buenas noches a su padre, que no va a volver a verlo porque lo han acuchillado, sin conocerlo, sin que les hubiera hecho nada, porque sí.
¿Qué corre por las venas de esa gente?, ¿de que están hechos?, ¿que se les pasará ahora por la cabeza?. ¿Cuánto afectará todo lo ocurrido a las vidas de esas niñas?

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