31 de mayo de 2007

AGUILUCHO ABATIDO

Igual que un animal malerido agoniza el aguilucho en su nido apenas sin fuerzas para moverse. El cansancio laboral y el devastador desgaste del día a día han ido consumiéndolo hasta tal punto, que me ha llegado a pedir que acabe con su agonía de un tiro (o dos muy rápidos) Hundido en su fracaso internauta, se ve incapaz de mantener su vuelo de forma continua, debilitado por el esfuerzo que le suponen sus responsabilidades diarias.
Decepcionado al comprobar el escasísimo tiempo que puede dedicar a su tarea clandestina, ve como la desgana limita su inspiración y la falta de creatividad ha cortado sus alas. Ya no vuela el aguilucho, ni tan siquiera hace el ademán de otear el horizonte desde el nido, por si saltara la chispa que le impulsase a tirarse de nuevo al vacío.
Así y todo el aguilucho es terco, orgulloso y tenaz y no tirará la toalla tan fácilmente (o eso espero) y antes o después, estoy seguro de que volverá a dejarse ver por los cielos cibernéticos.